de una República dormida
que vivía y moría cegada,
Tú levantaste la algarabía
con aliento revolucionario y alegría,
en los días cuando estabas.
Cuando el perfume del Sol
acariciaba nuestros lugares,
cuando la gélida noche
acompañaba nuestra estancia,
nuestros hogares
donde vivimos más de lo que esperamos,
donde nuestras almas tomadas de las manos
bailaban mirando al fuego
El vino nunca fue tan bueno
el frío nunca fue tan malo,
cuando tu existías
agradecía mi condición de humano,
sin condición amamos,
y una orgía de sentimientos,
orgía de historias, juegos, risas;
orgía de orgías
que quizás las viví con prisa...
fui novato en eso de respirar profundo
anhelo con impaciencia esos mundos
me congelo estando solo a ratos,
me incendio recordando esos segundos,
como todo en la parrilla escuchando sus relatos.
La memoria es una frágil tela donde pintamos la vida
y yo prometo hacer de tu vida la más fuerte
para que ni el fuego voraz del olvido pueda tenerte
y hacer de tu recuerdo esperanza cuando la esperanza esté perdida,
o cuando la muerte
quiera hacer valer sus intenciones homicidas
y mi propia vida no logre convencerme.