lunes, 11 de mayo de 2015

Un pedazo de esta amargura

El dulce resabio de pensarte caduca,
ante la realidad de tu presencia bonita,
el corazón se pega su par de tembleques,
se agita, se contrae y se acurruca.

La belleza comprimida en tu adorable figura,
configura notables versos empedernidos
en perderse en la gravedad de tus notables venturas,
desde la llanura de lo asiduo en tu sonrisa,
hasta lo desconocido que existe en tu cintura.

Entonces tus palabras son una brisa,
y tu mirada una amable mariposa,
que a veces en mi se posa
y me esboza una sonrisa
que deprisa;
va anunciando, la belleza y esas cosas.

Condenado a apreciarte sumergido
en la desidia de saberte tan lejana,
así lo que te escribo cobra sentido,
pues es un poco de tristeza
lo que a mi alma espesa embarga.