Un poema en un total de estado de sobriedad

Algo ciego
sin efectos contraproducentes en mi cuerpo
ni alucinógenos naturales, ni químicos
pues me falto el fuego,
y bueno el papelillo,
incluso la droga misma
y aún así navego,
sobre abismos
hoy es 18 de marzo
y un abrazo
uno sincero,
vale más que mil romanticismos
una sonrisa antisismos
que enamora
es ahora el imposible realismo
pero a esta hora,
a esta vida, solo decora,
mi sonrisa irónica
y otros mil cinismos
pues yo mismo
soy el huracán que se devora,
en la inseguridad traidora
y en un falso estoicismo.

Ojos que no ven

Ojos que no ven,
corazón que presiente
el abismo,
necesidad propia
de uno mismo
en la antagónica situación
de un abandono,
el orgullo como protocolo
pero la soledad álgida
se apropia, pues estas solo,
deshecho de cualquier relación
con ese tal,
que ahora es un mero contemporáneo,
casi un extraño,
aunque es normal
no sucumbir,
pero el corazón si siente
y se prepara ante la eventualidad cotidiana
de nuestra existencia mortal,
ojos que no ven,
es la razón instrumental,
para empezar a extrañar,
aunque no siempre sea tal cual.